Siglos XI-XIII
Zamora, apodada «La Bien Cercada«, aún mantiene fragmentos de los tres anillos de murallas que proporcionaron protección durante los siglos XI, XII y XIII. Esta ubicación estratégica y defensiva fue crucial contra las incursiones árabes, situando a la ciudad en una posición de retaguardia que catalizó el auge del estilo románico.
Los recintos amurallados de Zamora fueron erigidos en diferentes etapas, reflejando la evolución histórica y arquitectónica de la ciudad a lo largo de los siglos.
El Primer Recinto Amurallado:
Construido en la época de Fernando I y Alfonso VI, este recinto se adaptó al terreno rocoso sobre el que se asienta Zamora, jugando un papel crucial durante el Cerco de Zamora. Actualmente, se conservan varias de sus puertas:
- Puerta de Olivares: Ubicada cerca de la Casa del Cid y el Palacio Episcopal, también conocida como la Puerta del Obispo.
- Portillo de la Traición (actualmente Portillo de la Lealtad): Famoso por ser el punto por donde Bellido Dolfos escapó después de asesinar al rey Don Sancho II en 1072.
- Puerta de Doña Urraca: La mejor preservada, situada junto al Palacio de Doña Urraca.
- Portillo de la Reina: Proporciona acceso al palacio de Doña Urraca.
Puerta de Santa Colomba: Integrada en el castillo de Zamora, actualmente oculta. - Existen otras puertas como la de Santa Leocadia y la de San Cipriano, de las cuales solo quedan vestigios.
El Segundo Recinto Amurallado:
Desarrollado en el siglo XII bajo los reinados de Fernando II y Alfonso IX, este recinto se añadió al primero, experimentando múltiples reformas a lo largo de los siglos.
El Tercer Recinto Amurallado:
Datado aproximadamente en 1325 durante el reinado de Alfonso XI, de esta etapa se mantiene parcialmente la sección conocida como Degolladero o Puerta Nueva, extendiéndose desde el segundo recinto hasta el puente románico.
De este tramo, solo el arco de la Puerta Nueva y un pequeño postigo cerca del puente románico son visibles hoy en día.