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Siglo XII

Emplazada en la cima de la urbe, la Catedral de Zamora se distingue por ser una de las edificaciones catedralicias más compactas y vetustas de Castilla y León, habiendo sido reconocida como Monumento Nacional mediante Real Orden el 5 de septiembre de 1889.

Incluida en el destacado estilo Románico del Duero, esta obra fue realizada bajo la dirección de un único maestro arquitecto, cuya identidad permanece desconocida, y se completó alrededor de 1174, durante el gobierno de Alfonso VII.

El distintivo más notable de la Catedral de Zamora es su impresionante cimborrio, inspirado en el arte bizantino y decorado con escamas de piedra. Consiste en un cilindro adornado con 16 ventanas acristaladas, coronado por dos cúpulas: una interna, semiesférica y estriada, y otra externa, sutilmente puntiaguda. El diseño exterior se ve realzado por cuatro pequeñas cúpulas que refuerzan las esquinas y cuatro frontispicios que se orientan hacia los puntos cardinales, consolidando la estructura de la bóveda. La Torre del Salvador, otro elemento significativo, se eleva a 45 metros y fue erigida durante el siglo XIII, manteniendo el estilo románico, aunque su campanario se añadió posteriormente.

La Puerta del Obispo, ubicada en la fachada sur, es considerada una de las joyas arquitectónicas de la catedral, destacando por su decoración minimalista y siendo la única completamente preservada. La estructura de la catedral, con su disposición en cruz latina y tres naves, experimentó una transformación en el siglo XV, reemplazando los ábsides originales por estructuras góticas y presentando un transepto discretamente definido. Las bóvedas de cañón cubren los transeptos, mientras que las naves laterales y central están rematadas con bóvedas de arista y de crucería, respectivamente.

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